Dispensario Médico Santa Isabel | Manuel Solórzano Sánchez |
OFRENDA Y RECUERDO EN EL CINCUENTENARIO
Con una misa con responso, en la iglesia del Corazón de María, por el alma de los médicos y demás bienhechores fallecidos en el medio siglo que lleva de funcionamiento, celebró el Dispensario de Santa Isabel sus Bodas de Oro. Y a continuación fue servido un <<lunch>>, por generosidad de las Damas de la Junta, a todas las autoridades y representaciones invitadas. En aquella ocasión, todos tuvimos un recuerdo y una plegaria para los que descansan en el sueño de la paz y durante su paso por este mundo trabajaron con todo afán, desinterés y espíritu cristiano por sacar adelante e ir mejorando en la medida de las posibilidades la magnífica idea del Dispensario; a la cabeza de los cuales figuran los doctores Carlos Vic y don Miguel Leremboure, seguidos de sus colegas españoles don Mariano Echauz, don Luis Olalde y don Luis González Ayani. También fueron recordadísimas en aquella oportunidad, como lo son siempre, doña Luisa Villegas y la señorita Inés Bruneti; mereciendo en justicia un recuerdo especialmente piadoso y admirativo a Mme. Vic, quien, por su inmenso amor a los pobres, hizo de su vida un apostolado de caridad, siendo - bien puede consignarse, como colofón de este breve reportaje- el ALMA MATER de la institución fundada por su esposo, a la que acudía diariamente, deseosa de desplegar entre aquellas paredes una labor humanitaria en favor de los enfermos indigentes, cumpliendo así el precepto divino de AMARÁS AL PRÓJIMO COMO A TI MISMO. UROLA. Revista San Sebastián 1960
DISPENSARIO MÉDICO DE SANTA ISABEL
El Dispensario Médico de Santa Isabel cierra sus puertas a la muerte de su segundo director el doctor Augusto Harriet el 13 de Abril de 1960
Dedicatoria del Dr. Vic al Dispensario en 1933
Dominique Auguste conocido como:
Augusto Harriet Aguirre
Nacido en San Juan de Luz (B.P.) el 3 de Julio de 1880. Alumno del Colegio Católico de Santa María (Marianistas). Que abrió sus puertas el 3 de Octubre de 1887, en la calle de San Martín y de la Marina, siendo entre los diecisiete primeros alumnos, junto con sus hermanos Mauricio y Pedro, era el primer Superior y Directos Don Luis Cousín. Hizo su primera comunión en Hendaya el 5 de Julio de 1891. Cursó su carrera en la Facultad de Medicina de París, asistente de Oftalmología de los hospitales Laziboissiere en los años 1907 y 1908 al servicio del Doctor Víctor Mozar. FUNDADOR en 1909 del Dispensario Santa Isabel, junto con sus colegas y compatriotas Charles Vic y Michel Leremboure. Cronológicamente el primero de los habidos en España y cuya dirección venía asumiendo, con la competente minuciosidad que les caracterizaba, desde 1940. Auténtico cristiano, amaba preferentemente a los pequeños y a los humildes. Su merecísima fama de oftalmólogo trascendió a toda España y también a su país de origen. Se abre el Dispensario el día 3 de Septiembre de 1909 siendo su primer Director Charles Vic hasta su muerte el 21 de Marzo de 1940, sustituyéndole el doctor Augusto Harriet hasta 1960. Contrajo matrimonio con Laura Aguirre Dihursubehere, natural de Saint Jean de Pie de Port, el 14 de Septiembre de 1911. Ambos sirvieron a Francia durante la Primera Guerra Mundial de 1914 a 1918 como médico y enfermera respectivamente, Caballero de la Legión de Honor y de la Orden de Sanidad Pública, ambas distinciones francesas. Medalla de Plata de la Cruz Roja Española. Medalla de la Caridad de la Ciudad de San Sebastián. Miembro de la Facultad de Medicina de París, donde acudía todos los años en el mes de Mayo al Congreso que se celebraba en la capital francesa. Miembro del VII Congreso de la Asociación Internacional de Talasoterapia celebrado en San Sebastián en el año 1935. Ocupó la Presidencia del Congreso Hispano Americano de Oftalmología celebrado en San Sebastián en Septiembre de 1958. A la edad de 79 años, esta madrugada, nuestro ilustre convecino y distinguido amigo don Augusto Harriet Aguirre, oculista eminente que pese a su nacionalidad francesa -había nacido en la vecina localidad de San Juan de Luz, donde también recibió cristiana sepultura en el panteón familiar - todos le considerábamos como un donostiarra más, pues llevaba residiendo entre nosotros hacía más de medio siglo. (13 de abril de 1960) Enamorado de su humanitaria profesión y celosísimo de su deber, no dejó de acudir a su consulta casi hasta la misma fecha de su muerte. La intensa y extensa estela de amoroso reconocimiento que dejó don Augusto Harriet a cuenta de todo el bien que hizo en este mundo tardará muchísimo en borrar el paso del tiempo ... Revista San Sebastián. Abril de 1960.
UNA CLÍNICA San Sebastián fue pionera en muchas cosas y aquí a comienzos de siglo se abrieron si no las primeras sí de las primeras clínicas de cirugía de España. Fue la de San Ignacio la primera que se inauguró el 26 de Septiembre de 1906, por iniciativa de los doctores Oreja y Gaiztarro que llevaron al centro entre otros a los doctores don Ramón Castañeda, don Mariano Antín, otorrinolaringólogos, y don Miguel Vidaur, oculista. El acto inaugural estuvo rodeado de solemnidad, como merecía el acontecimiento, y asistieron la Reina Victoria Eugenia y las autoridades así como una nutrida representación de la clase médica.
Pronto se unieron a esa clínica otras, como las del doctor Leremboure, la de las Mercedes, la de San Antonio, la del Pilar, la de Martín Santos, etc... Fue la del Doctor Leremboure de las primeras que comenzó a funcionar. Su inauguración tuvo lugar el Lunes, 17 de Abril de 1.911. La clínica de Leremboure estaba construida conforme a los adelantos de la época. Estaba en la falda de Ulía, al abrigo de los vientos del mar y dada su elevada situación se hallaba resguardada de toda humedad. Alejada de carreteras frecuentadas por los automóviles, quedaba a salvo del polvo y de los ruidos. Orientada hacia el sureste, el sol la bañaba con sus rayos constantemente. A la inauguración asistieron numerosos médicos de la ciudad, entre otros los doctores Lazcano, Mariano Echauz, Bago, Balda, Alzua, Carril, Camio, Aparicio, Carlos Vic, González Ayani, Cuadrado, Francisco Ruiz del Castillo y Miguel Ruiz del Castillo, Elvira, Goiburu, Olalde, etc... que pudieron contemplar las modernas instalaciones. Las salas de operaciones, esterilización y examen de enfermos y los cuartos de éstos estaban en el entresuelo. Las habitaciones habían sido amuebladas al estilo inglés y daban a un largo corredor por donde eran trasladados en camillas y por otro lado daban a una gran terraza, de manera que los enfermos desde las camas disfrutaban de una vista que alcanzaba hasta las Peñas de Aya. A esa terraza podían ser trasladados los enfermos en las camas y permanecer en ella como si estuviesen en plena naturaleza. Cada cuarto poseía un sistema de aireación especial y un radiador de agua caliente para mantener una temperatura uniforme, lo que para entonces era un evidente progreso. No se oía el menor ruido en los cuartos, pues estaban protegidos por dobles tabiques que les dejaban totalmente aislados.
Clínica San Ignacio Para facilitar la limpieza del inmueble y teniendo en cuenta las normas de higiene esenciales a todo hospital, las paredes se hallaban recubiertas de una capa esmaltada especial que permitía lavarlas con unos chorros de agua. El suelo era de baldosa blanca, lo que también facilitaba grandemente su limpieza. En pabellones separados estaban la sala de esterilización, el ropero y el principal quirófano con los más modernos aparatos y sistemas de la cirugía de la época. En otro pabellón estaba la sala de operaciones sépticas y una sala para examen de enfermos. Y en otro estaba la capilla. En un piso separado se hallaban las habitaciones para las religiosas que iban a atender a los enfermos y en un lugar alejado, las cocinas para que no llegasen ruidos ni olores a los enfermos. Con aquella clínica, San Sebastián se situaba en la vanguardia hospitalaria. R.M. DIARIO VASCO 15 de Abril de 1989
La clínica del doctor Leremboure En el lugar más pintoresco de Ategorrieta, rodeada de palmeras y atalayando divinas perspectivas, se encuentra la notable Clínica Quirúrgica del ilustre doctor Leremboure, sabio eminentísimo y persona dotada de una extraordinaria y gentil simpatía, que ha tenido la amabilidad de acompañarnos en nuestra visita a este aposento de la ciencia, en el que brillan una pulquérrima higiene, un orden perfecto, una risueña alegría y un ambiente de augusta paz, de espléndido confort y de genuina elegancia, que convierten esta clínica, en la que con asombroso éxito se practican toda clase de operaciones de cirugía, en un moderno hotel, lleno de atractivos y encantos. El Sr. Leremboure, doctor de las Facultades de París y de Madrid, huésped de España desde hace 25 años, constituye uno de los más legítimos orgullos de la ciencia médica donostiarra. Blanco y Negro, 12 de Agosto de 1934
Gráfico de crecimiento de la población
en la provincia de
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